3 nov 2010

La Era de las Invasiones (I)

¡Noooo!¿Pero qué dices tío? ¡Llevamos desde septiembre oyendo hablar de invasiones! Sí amigos, y tengo el cuajo de ponerle un uno a esta entrada. Ahora que...la saga épica sobre la Caída del Imperio Romano se acaba. El uno responde a que he partido lo que era un único post en dos, que en realidad es donde hay más acción. Vamos, que trata sobre las invasiones propiamente dichas. Y la verdad: la acción es mejor en las películas, la entrada me ha quedado un poco rollazo. A pesar de todo la he puesto, porque en intenné y en español, aparte de la wikipedia no hay mucha información sobre el tema (como fuentes he consultado mi amada Civilización del Occidente Medieval de Jacques le Goff, y un manual universitario corriente y moliente: La Historia de la Edad Media de Salvador Claramunt y otros) y porque después de seguir las cuitas de Pirenne, escuchar al controvertido Ward-Perkins y toparnos todos con el dilema histórico del huevo y la gallina, me apetecía cerrar esta saga épica con algo un poquito más al uso. Quién sabe, lo mismo a alguien le entra el gusanillo por esta época.

Ese goce que los espíritus
delicados y apacibles encuentran en un ocio útil, ellos lo sitúan en
los peligros y en la guerra. Para ellos la suprema dicha es perder la
vida en un campo de batalla; morir de viejo o en un accidente es un
oprobio y una cobardía hacia lo que no sienten más que desprecio;
matar un hombre es un heroísmo hacia el que no hallan suficientes
elogios. El más hermoso trofeo es la cabellera de un enemigo
escalpado; les sirve de decoración para la montura de su caballo de
guerra. Para ellos no existen templos ni santuarios, ni siquiera un
agujero cubierto de paja. Una espada desnuda, clavada en tierra
según el rito bárbaro, se convierte en el signo de Marte. La honran
devotamente como a la soberana de las regiones que recorren

Amiano Marcelino sobre los germanos

Si las cosas hubiesen sido de otra forma, a lo mejor los germanos hubieran entrado en el Imperio, se hubieran asentado y hubieran sido romanizados, quién sabe. Porque tampoco eran tantos: la tribu germánica más grande no podía haber puesto en pie de guerra a más de 25.000 hombres... contra un Imperio de 25 millones de habitantes. Pero en el tiempo coincidieron muchas tribus en muchos puntos de la frontera, y el Imperio (para mí), no era ya el que era (aunque Ward-Perkins decía que sí). ¿Por qué se ponen en movimiento? Hay quién dice que aquella época coincidió con un cambio climático, un enfriamiento global que redujo las tierras de cultivo, y en Siberia y Escandinavia se enteraron bien. Comenzaban así unos movimientos migratorios del norte al sur en el que unos pueblos empujaban a otros.
Las grandes migraciones, 378-439 (fuente: La Historia con Mapas)

Sea como fuere, los germanos pidieron en principio asilo de forma pacífica, que se les concedía algunas veces en la forma de foedus: tribus enteras se instalaban en suelo romano con la condición de defenderlo.
Aunque a priori suene bien, la convivencia era difícil. Las elites terratenientes romanas vieron con suspicacia (por no decir manifiesto cabreo) como parte de sus terrenos de toda la vida dejaban de ser suyos para albergar a unos extranjeros, que no siempre actuaron como pacíficos vecinos.

Por otra parte, y como decía Ward-Perkins, no hay que olvidar el prejuicio negativo ("bárbaros")que los romanos mostraban hacia estos extranjeros, que los germanos se daban cuenta, y que se veían en la tesitura de defender una tierra en la que eran recibidos con desconfianza en el mejor de los casos. Con odio y hostilidad en el peor.

No hay buenos ni malos aquí. Eso sí, la reacción imperial fue la peor que podía darse: por lo general se optó por una política de hechos consumados ratificando a estos germanos como federados del Imperio, para luego, una vez dentro, hostilizarlos y tratarlos desdeñosamente. La conclusión fue pasar de tener bárbaros cabreados dentro de las fronteras a tener bárbaros MUY cabreados dentro de las fronteras. Cuando estos bárbaros se aprovechan de la situación y pasan a exigir cada vez más, contaron con el apoyo de las clases más desfavorecidas de la sociedad romana, bacaudae en las Galias e Hispania, circumcelliones en el norte de África... y en fin,bandas de desheredados al margen del Estado, que se dedican al pillaje. Y es que en un Imperio donde la situación económica era cada vez más chunga, a mucha gente no le quedaba otra que "echarse al monte". Llegado el momento se suman a los invasores, porque como dice Salviano:

"Los pobres se ven despojados, las viudas gimen, se pisotea a los huérfanos hasta tal punto que muchos de ellos, incluso gente de buena cuna que ha recibido una educación superior, se refugia en el enemigo. Para no sucumbir ante la persecución pública, van a buscar entre los bárbaros la humanidad de los romanos, porque ya no pueden soportar entre los romanos la inhumanidad de los bárbaros.
Son distintos de los pueblos entre quienes buscan refugio [...] sin embargo prefieren doblegarse a esta ausencia de parecido antes que sufrir entre los romanos la injusticia y la crueldad. Emigran pues hacia los godos o los bagaudas, o hacia los demás bárbaros que dominan por doquier y no tienen nada que reprocharse por este exilio. Porque prefieren vivir libres bajo la
apariencia de esclavos que vivir esclavos bajo una apariencia de libertad.

El nombre de ciudadano romano, hasta hace bien poco muy estimado, pero logrado a un alto precio, es hoy en día repudiado y evitado, ya no se le considera sólo como de escaso valor sino que se abomina de él... De ahí procede que incluso los que no huyen hacia los bárbaros, se ven obligados no obstante a convertirse en bárbaros, como les sucede hoy en día a la mayoría de los españoles, a una notable cantidad de galos y a todos los que, en toda la amplitud del mundo romano, la iniquidad romana empuja a dejar de ser romanos.
Hablemos, por ejemplo, de los bagaudas que, desposeídos por jueces malos y sanguinarios, apaleados, matados, después de haber perdido el derecho a la libertad romana, han perdido también el honor del nombre romano. Y nosotros los llamamos rebeldes, hombres perdidos, cuando somos nosotros
quienes les hemos obligado a convertirse en criminales"

Hace un par de post dejamos al último emperador de un Imperio unido, Teodosio, promulgando el Edicto de Tesalónica en 380 para hacer del catolicismo la religión oficial del Imperio. Volvamos un par de años antes de eso...

El pueblo godo se había dividido. Después de un largo peregrinar por las estepas, los ostrogodos habían fundado un reino en la actual Ucrania, mientras sus parientes, los visigodos, habían cruzado el río Dniéster instalándose en la desembocadura del Danubio. Fue entonces cuando una nueva amenaza asomaba desde el este: los hunos. Que en realidad no eran sino una confederación de pueblos euroasiáticos de diferente procedencia. Cuando convirtieron a los ostrogodos de Ucrania en tributarios, su anciano rey, Ermanarico decidió suicidarse.

El rey visigodo Fritigerno al ver el destino de sus primos del este, y por aquello de "cuando las barbas del vecino veas cortar..." pidió asilo en tierras de los romanos: en 376, unos 10.000 visigodos se instalan en la Tracia septentrional. Para encontrarse con que las tierras cedidas eran de escasa calidad, y que cuando pidieron annonas o recursos materiales para poder cultivarlas se encontraron con la corrupta administración imperial de aquellos tiempos. Lo que decía antes: visigodos cabreados en un entorno hostil.
Empezaron a llevar a cabo incursiones hacia el sur, y el emperador oriental, Valente, decidió hacerles frente el solo, sin contar con el emperador occidental, en la batalla de Adrianópolis en 378. Fue un fracaso, y el propio emperador perdió la vida. Ha comenzado la era de las invasiones.

Así quedaba el mundo en 378 (ya lo sé, no es la primera vez que uso este mapa) teniendo en cuenta que esos ostrogodos que se ven al este, en realidad estarían bajo dominio huno.

Al poco tiempo, el nuevo emperador Teodosio, decidía conceder a los visigodos nuevas tierras, esta vez en la fértil Mesia. Mientras estuvo él, todo bien, pero a su muerte, el Imperio vuelve a dividirse entre Arcadio, en Oriente y Honorio en Occidente.

Siglo V

A Honorio le tocó lidiar con una nueva reclamación goda de tierras en Panonia, cuando se negó a aceptarla, los visigodos cruzaron los Alpes, entraron en Italia y en 410, acaudillados por su rey Allareiks (castellanizado Alarico), saquearon la ciudad de Roma.

Un poco antes, otros pueblos se habían enterado de la llegada de los hunos: en el año 406 suevos, vándalos y alanos cruzaban el Rin y se desparramaban por toda la Galia. En 411 se repartían Hispania, situación que el Imperio tiene que aceptar reconociéndolos como federados. Tras ellos entraban burgundios y alamanes, que se instalan en la actual Borgoña, que precisamente toma su nombre de los burgundios.

El Mediterráneo en el año 410 (fuente: Universidad Autónoma de Madrid)

Entretanto, los godos que salían de saquear Roma se volvieron hacia el norte y se instalaron en el sur de la Galia, donde desde 413 tienen en Tolosa su centro de poder. Desde allí, se les pide que hagan honor al pacto de hospitalidad que ahora los liga al emperador y marchen a Hispania, a expulsar de la misma a los suevos, vándalos y alanos, con desigual éxito. El reino suevo resistiría aun un tiempo, pero los vándalos y alanos se unieron para huir de la Península Ibérica e instalarse en el norte de África, en una de las formaciones que más interesantes me resultan de esta época: el reino Vándalo norteafricano, fundado por el rey Genserico, quien conquista Cartago en 439.


A partir de 417 y hasta 423 la situación comienza a estabilizarse, Valentiniano III, sucesor de Honorio, encontró un imperio débil, pero no hundido. Aecio, magister militum, lugarteniente en la Galia, pudo contener las ansias de expansión de godos y de unos recién llegados, los francos, e instalar a los burgundios, pero no pudo intervenir en África, donde Genserico se había hecho dueño del Mediterráneo occidental, llegando a saquear Roma (de nuevo) en 445. Esta vez, sine ferro et igne. Claro que de todos modos la sede imperial hacía mucho que se había trasladado a Rávena. Pero antes de eso, a principios del siglo V, parecía que el Imperio tenía un respiro...pero iba a durar poco: los hunos, largo tiempo ausentes volvían a aparecer en el horizonte, esta vez liderados por el hombre que los iba a meter por la puerta grande en la historia: Atila.


Bonus track sin relación aparente con el resto del post
:

en un ejercicio de recreación histórica (de lo que vienen siendo las invasiones bárbaras), este viernes estaré en la Villa y Corte asistiendo a un concierto de los Blind Guardian, lo digo porquee...bueno, porque siempre es una buena excusa para poner esto:



¡Ah!Las ansias guerreras.

6 comentarios:

Grupo NT dijo...

me ha gustado mucho el post. Me gustaría que se remarcase más la romanización de algunos germanos, pues parecen no cambiar a lo largo de su travesía, sin embargo se fueron romanizando algunos de ellos, y mucho. Por ejemplo, el reino visigodo de Toledo se considera un apéndice del Imperio Romano tras su caída, de ahí que no se incluya hasta 711 a España en la Edad Media. Si se considerá así será por su caracter de romanizados. Posiblemente no hablaran ni gótico en la vida normal, aunque en la Iglesia arriana si se conserva su uso en la liturgia.

Final ÉPICOOO para un post ÉPICOOO.

pd: para la gente interesada en el saber humanístico, y no sólo en la historia, (ojalá sean muchos), puedo remitir a la HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA de Rafael Lapesa, para ver como ha influenciado el gótico en el español, también hay (creo) un capítulo (quizás varios) sobre el tema en HISTORIA DEL ESPAÑOL , coordinado por Rafael Cano, de la Universidad de Sevilla.
ANGELUS ROBUR AGRESTIS PHILOLOGUS

Grupo NT dijo...

el título del manual coordinado por R. Cano no es seguro que sea así, no recuerdo muy bien, yo sólo lo usé para otro tema que me interesa munnnnchísimo, el de los pueblos prerromanos en España-

Angelus

Jude dijo...

Pues no me parece un post para nada aburrido como me comentaste, además las citas que has escogido ilustran muy bien el texto.

Otra cosa, en el tema de los pueblos prerromanos estoy absolutamente liada y eso que se supone que estudié historia, aunque ahora mis intereses sean más "educativos".Un besito.

Anselmo F. Alonso dijo...

Angelus,
mmm..ya que lo dices a ver si lo arreglo un poco y en el siguiente post meto algo de la romanización de los germanos...que tengo por ahí alguna cosilla curiosa.

El libro de R.Cano me lo apunto para un futuro.

Uriel dijo...

No he podido terminar de leerla (es tarde aquí en Argentina por estas hora y pesa el sueño) pasare mañana y la concluiré. Por Cierto... Va genial! no la he terminado y ya quiero leer la segunda parte.
Un Saludo y hasta mañana.
Uriel

Uriel dijo...

Por fin he podido leerla toda y... Wow... Que buena entrada!, ya espero la segunda parte.
La verdad que la historia de la Caída Romana y las Invasiones Bárbara no es para nada aburrida, y tu has logrado demostrarlo de una manera eficiente.
Gracias por estos post.
Un Saludo y Hasta Pronto
Uriel

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