27 jul 2010

Allegro ma non troppo

"Seguimos viviendo en la Edad Media." Eso afirmaba Le Goff en esta entrevista, y no con el sentido que puede pensarse a primera vista: el buen hombre sabía lo que estaba diciendo y además lo hacía en un contexto muy determinado, motivo por el cual les recomiendo que se la lean entera, en serio, no tiene desperdicio. Luego llega el periódico y lo pone de titular sensacionalista, y voy yo, que no tengo vergüenza, y hago lo mismo. Pero es que no pude evitar acordarme de esa cita cuando el lunes me desperté escuchando en la radio al rey de España, que es además Jefe de Estado (laico) pedir la intercesión de un santo para salir de la crisis, además de pedirle ayuda para "erradicar el odio, la violencia y la sinrazón de la barbarie terrorista", pero vamos a ver: ¿a quién se le ocurre pedirle eso a un santo de nickname "Matamoros"? ¿Alguna idea sobre lo que te va a decir?
Por lo general las afirmaciones del tipo "esto es como en la Edad Media" o "la Iglesia sigue anclada en la Edad Media" no me gustan: son muy injustas con las dos épocas comparadas, y pecan de presentistas e inexactas (ya se que me pongo muy pesado con el Medievo: y reconozco que la Prehistoria o el siglo XIX son otros habituales de esas comparaciones, pero menos) pero que el rey salga en plan ora pro nobis y todo el mundo lo considere lo más normal del mundo me hizo exclamar un WTF? mañanero bastante curioso. Y fin del sensacionalismo por hoy.

Yo en realidad quería presentarles Allegro ma non troppo, el título bajo el cual se editaron dos ensayos de un mismo hombre, uno con una rima muy fea, al menos si lo leemos literalmente: el insigne historiador de la economía Carlo M. Cipolla. Dos ensayos con una particularidad: son humorísticos. Y eso no sería tan particular si no fuera porque los hizo un historiador. Eso fue a principios de los 70, y desde entonces no tengo noticia de cosa parecida. El primer ensayo El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media, hace un poco de "humor de historiadores", que lo crean o no, existe. Y viene a formar un poco de chacota a costa de una tendencia historiográfica conocida como "Cliometría", esto es: está bien que la Historia se valga auxiliarmente de ciencias como la estadística, pero la cliometría iba más allá, queriendo explicar TODO a base de gráficas y tablas, a veces rozando el absurdo, algo que responde al tradicional complejo de inferioridad de la gente de letras respecto de la de ciencias, que los cliometras no tuvieron otra cosa que hacer que dejarlo por escrito para la posteridad. Por eso, Cipolla nos explica que:

"El pueblo vikingo, aunque primitivo, era en algunos aspectos bastante desarrollado. Un antropólogo norteamericano logró calcular el rotated factor index del desarrollo sociocultural de algunos pueblos primitivos. El rotated factor index para los vikingos es de 1,60. mientras que es de 1,73 para los aztecas, 0,99 para los hotentotes, 0,89 para los mafulu, 0,44 para los bosquimanos y 0,28 para los esquimales. Lo que pueda ser exactamente el «rotated factor index» sólo lo sabe el antropólogo norteamericano que lo ha inventado."

Pero no sólo habla de estadística, hace además profundas reflexiones de geopolítica global a través de los siglos:

"...Llegados a este punto, y aun a costa de interrumpir el hilo de la narración, se me ocurre de pronto hacer una confrontación entre el destino de Inglaterra y el de Italia. Inglaterra dispuso de excelente lana cuando (en la Edad Media) la lana era la materia prima más buscada; dispuso de excelente y abundante carbón cuando (en tiempos de la Revolución industrial) la materia prima más valiosa era el carbón, y dispuso del petróleo del mar del Norte cuando (en nuestros días) el petróleo se convirtió en la fuente de energía más utilizada en la actividad productiva. En cambio, Italia tuvo lana escasa y birriosa en la Edad Media, escasísimo y miserable carbón en la Revolución industrial, y poquísimo y miserable petróleo en la época actual; en compensación, dispuso siempre de abundante mármol, que utilizó sobre todo para adornar iglesias y erigir monumentos funerarios en los cementerios."

Pero lo que verdaderamente les recomiendo que no se pierdan es el segundo ensayo, Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Ahí vuelve a la carga estadística, ¡pero no tiene desperdicio alguno! Hay múltiples reseñas por ahí, y me sentí tentado de contarles algo, pero mejor que no, es preferible descubrirlo por uno mismo, además el libro entero no llega a las 50 páginas, leyéndose en dos patadas. Aunque originariamente se escribieron en 1973 y 1976 tardaron en ser publicados por una editorial, difundiéndose de forma más o menos clandestina. La primera edición española es de 2001 y no resulta muy difícil de encontrar, de hecho yo me lo...ejem, "conseguí" por ahí. Les recomiendo que le echen un vistazo. Todo lo menos que puede pasar es que echen un buen rato.

"Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen."
Francisco de Quevedo

22 jul 2010

Derecho de Pernada

Todo el mundo sabe lo que es esto, y comentar esta cosa suele ir acompañado de un tono que está entre las ganas de hacer chiste contando la "rocambolesca anécdota" y la indulgencia hacia "los brutos medievales estos".

Y es que esto siempre me pareció bastante chocante hasta que andando el tiempo, conocí la teoría del "derecho de pernada light" el señor se limitaba a apoyar su pierna en la cama de los recién casados (con ellos dentro, bonito escenario para el amor) como forma de asegurar de alguna manera una unión próspera basándose en supuestos poderes del señor sobre la fertilidad y tal. Y como esto de la fertilidad sonaba que venía de antiguo pues ya está: no, si esto de beneficiarse a la novia en su noche de bodas era en realidad una tradición germánica ya superada y de la que quedaba sólo el recuerdo de plantar la pierna en la cama... lo que yo digo "la tesis del derecho de pernada light". Además, pernada viene de pierna, tenía sentido y todo.

Esta versión de la pernada para todos los públicos coexistía en distintas publicaciones de divulgación con el pernada hard-core, algo que ya me movía a sospecha, ya que si era algo tan comentado y aceptado como cierto por todas partes era extraño que no estuviese más que estudiado, y es que cosas así, no suelen mover mucho a controversia, es normal que haya diversidad de opiniones sobre cosas como la participación real de los mozárabes en las revueltas de finales del emirato cordobés, o sobre el grado de feudalización de Castilla, o cosas así, pero ésta era el tipo de cosa que "canta" en las fuentes.

El problema viene cuando el derecho de pernada de marras: NO APARECE EN LAS FUENTES. Por ningún lado. Ni aparece la expresión, ni nada parecido. No existió, y esto no está sometido a consideración: fin. De hecho, lo escrito sobre el tema trata más de adaptar los textos de la época a una interpretación que ya está construida de antes que a verdaderamente preguntarse que están diciendo las fuentes. Bueno, pues tuve que esperar a que mi carrera estuviera por acabarse para que cierto catedrático de medieval, hombre por lo demás excepcional (ya que compartía sus afanes con lecturas como El Señor de los Anillos o Conan, y un hombre así, con valores, sólo puede merecer todo mi respeto) me diese el desmentido oficial.

Peeero, ¿nacer siervo en la Edad Media era una putada? sí. ¿Y nacer mujer? también.
¿Y nacer mujer y siervo? Sólo tenía un nombre: una pifia en tu tabla aleatoria de generación de personajes.

¿Podía un señor forzar a una doncella del pueblo llano si le daba el barrunto? pues estaba incurriendo en un abuso de poder, reconocido como tal, un "mal uso feudal" así conocido ya por entonces: posiblemente ningún jurado lo condenase, es más, posiblemente no se le diera mayor importancia al asunto. Pero esto no es medieval, cosas así habían ocurrido mucho antes y desde luego y por desgracia no se iban a acabar con el comienzo de la Edad Moderna.

Ahora bien: una cosa es que eso fuera un hecho y otra muy distinta es que además fuese un derecho como tal reconocido, con todas las de la ley.

El mito de la pernada lo pusieron en circulación los ilustrados del siglo XVIII, y es que entre muchas otras cosas, durante este siglo se generalizó una satanización de lo medieval, que ya arrastraba mala fama de antes (el mismo término "Edad Media" no era inocente, y encerraba una intención peyorativa desde el siglo XVI) una época que pintaban llena de credulidades y aspectos negativos frente a la suya propia, la de la razón, las luces y tal, y en ese afán crearon este mito historiográfico al que para que resultara más añejo y convincente le dieron un nombre en latín vulgar (ius primae noctis). El término tuvo éxito, caló en el imaginario colectivo y junto con muchas otras inexactitudes y falsedades, llegó hasta nuestros días.

Pero esto último me ha dado ideas para otro post.

Bonus track desdramatizador:



15 jul 2010

Feudalismo

Llegó un momento en la historiografía en que decir que una sociedad era feudal era algo parecido a decir en una crítica musical que un grupo es "un soplo de aire fresco". Que de tan sobado, el término perdía significado (y por supuesto, según que publicación musical adquieran, descubrirán que cada mes hay una buena ráfaga de aire fresco, provocando, como no podía ser de otra forma, muchos mocos) y así se pasó de explicar toda la Edad Media en clave feudal a decir que en realidad el feudalismo poco más o menos nunca existió.
Además durante cierto tiempo hubo una falsa polémica entre materialistas históricos para los que el feudalismo era un modo de producción vigente desde la caída del Imperio Romano hasta la Revolución Francesa, y historiadores juristas para los que significaba un contrato entre señor y vasallo: falsa polémica, porque se trata de cosas distintas que no tienen porque entrar en conflicto.
No es el objetivo del post hacer un "estado de la cuestión" serio sobre la historiografía del tema (¡y no cabría!), además de que no me considero capacitado para ello, a que negarlo, pero algún lector se que hay que podrá hacerme un par (de cientos) de apostillas: a los comentarios le remito.

Parece que la palabra feudo aparece en el oeste de Alemania a principios del siglo XI y aunque se extienda por Europa, nunca llega a ser frecuente, sino que más bien la pusieron de moda los historiadores allá por el siglo XIX. Sea como fuere, el feudo es una tierra: la feudalidad tiene una base rural y en principio, es un sistema de posesión y explotación de la tierra.
En principio, porque ante todo es el conjunto de lazos personales que unen entre sí en una jerarquía a los miembros de las capas dominantes de la sociedad. El vasallo disfruta del feudo en nombre de su señor, al que debe:

consilium: el consejo, la obligación de participar en las asambleas convocadas por el señor y de hacer justicia en su nombre.

auxilium: la ayuda militar y a veces financiera.

Todo ganaba en diversión cuando un señor que lo sea de diferentes feudos puede a su vez ser vasallo de distintos señores a la vez, optando por tener uno preferente prestándole juramento ligio, y garantizando... un lío descomunal, que puede acabar mal: algo así fue origen de la Guerra de los 100 años.
Pieza esencial del sistema es la herencia del feudo, y es que en contra de lo que pueda parecer, la transmisión del mismo por primogenitura no siempre fue así: aparece por primera vez en Francia, en el siglo X, fue más tardía en Alemania y en Italia del norte, donde quedó introducida por Conrado II en el 1037, mientras que en Inglaterra no se generaliza hasta el siglo XII. De esta forma, la sociedad pasaba a ordenarse en linajes y por el camino se quedaban hermanos menores o "segundones" que no tienen donde caerse muertos, que en muchos casos servían como caballeros dependientes de los linajes principales y que serían los protagonistas de las Cruzadas. En las novelas de caballerías, la figura del caballero andante, venía a ser con frecuencia un reflejo de esta realidad social, de hecho en el Parzival se habla de la "ley francesa", que lleva al padre del protagonista a buscarse la vida por ahí cuando su hermano mayor lo hereda todo.

¿De dónde viene todo esto? Siempre ha sido muy tentador colocar los orígenes en la tardoantigüedad: el retroceso del Estado, y de lo público, y la usurpación de la función pública por particulares era algo que venía de largo, en concreto de los tiempos del Bajo Imperio Romano (siglos IV y V), cuando para huir del cada vez mayor peso del Estado y de sus cargas fiscales, los habitantes de las ciudades y los campesinos se acogían a grandes propietarios que los "protegían" a cambio, lógicamente, de un precio. De ahí que en Hispania se hable por ejemplo de un "protofeudalismo visigodo".
Pero lo cierto es que la llamada "mutación feudal" ocurre entre el siglo IX y el X, cosa distinta es que el retroceso del poder del Estado no viniera ya de atrás. Decía Duby que su origen está en el colapso del Imperio Carolingio, acabada la guerra de conquista que lo sostuvo, las "segundas invasiones" de sarracenos, nórdicos, magiares y eslavos, lo obligaron a pasar a la defensiva, y puso de manifiesto la incapacidad de los reyes para controlar a sus barones territoriales. Este cambio va acompañado además de un mayor dinamismo en el mundo rural, de la mejora de las cosechas y del aumento de la población. La explicación de este crecimiento no está tampoco muy clara: hay una mejora en los instrumentos agrícolas, pero por sí sola no parece suficiente factor explicativo, además en demografía histórica siempre te encuentras con el dilema del huevo y la gallina: ¿crece la población por una mejora de la economía? Aquí parece que no: que primero fue la población, el porqué...daría para otro blog, escrito por otro, eso sí.

¿Y a cuento de qué suelto todo esto? En un post anterior decía lo que NO eran campesinos puteados y otra confusión que se da con mucha frecuencia es la de pensar de nuevo en campesinos puteados al oír hablar de vasallos. Pero salvo contadas excepciones (en la Cataluña bajomedieval), "vasallos" es un término únicamente referido de nuevo a las elites, en este caso la nobleza, aun cuando sea la de los miles o caballeros, el grado más bajo de la misma.

13 jul 2010

Coincidencia mística: Camelot

No soy particularmente aficionado a las series de televisión, y de esto me arrepentiré pasado un tiempo, porque parece tópico decir que vivimos en su edad de oro, pero es que va ser que es verdad. Y más cuando uno va al cine, y el sentimiento mayoritario que inspiran las pinículas es pena, o sería pena si las neuronas encargadas de sentir no estuvieran bien echándose una siesta, bien inmolándose en aras de morir con un mínimo de dignidad. Pero si no sigo ninguna serie, y más desde el fin de Perdidos, es porque me da pereza plantarme delante del ordenador (¿a quién engaño si digo televisión?) a seguir una. La culpa no es de ellas, es que no estoy muy por la labor, qué se la va a hacer, son rachas. Pero es que hay una serie que sí que tendré que ver: se llama Camelot y la cadena propietaria es Starz, que se espera la emita a principios de 2011. Esta cadena americana ha encontrado un filón en las series históricas, está emitiendo Espartaco: sangre y arena, sobre la vida del conocido tore...eerr gladiador (¡Dios!¡era tan fácil!¡no podía contenerme!) y este verano se espera que comienze a emitir la adaptación de Los pilares de la tierra. Y con ese nombre, (¡CAMELOT!) que espero que atraiga internautas incautos a este mi blog por error (¡mwaaajajaja!) dirán ustedes que yo tengo que verla, pero ya hay una serie por ahí de Merlín que no me llama nada la atención, y por lo que sé, de mito artúrico tiene el nombre, y no la sigo.
Pero en este caso pasa que el tema de las adaptaciones del mito artúrico al cine fue motivo de conversación hace ya tiempo entre mi amigo, Captain Charisma (cuyo blog está arrancando pero les prometo que no les decepcionará) y yo, y en nuestra particular y soñada versión, a la hora de hacer el reparto logramos consenso para varios personajes, de los cuales les revelo uno: Eva Green sería Morgana. Pues bien: Eva Green será Morgana en Camelot.
Esto no es noticia novedosa porque se supo hace ya algún tiempo, y este blog no es de actualidad, pero tenía necesidad de dejar constancia escrita de una coincidencia mística como ésta, además que para eso es para lo que se inventaron estas cosas,
¡hombre ya!

2 jul 2010

La sociedad de los tres órdenes

Vamos ya con el motivo principal de este blog, que no es otro que hablar de temas de candente actualidad, tales como:

La sociedad medieval.

Vale, supongo que quien entra en un blog llamado Camelot encabezado por un dragón sabe donde se está metiendo.

En realidad no trata tanto sobre la sociedad medieval como de la percepción teórica de la sociedad que tenían en la Edad Media.

¿lo he arreglado?

Por supuesto, si quisieran vuesas mercedes saber algo sobre la sociedad medieval, antes que meterse aquí se irán a la Wikipedia, la versión 2.0 del fuego de Prometeo, y listos. Pero aquí de lo que se trata es de llamar la atención sobre cosas no siempre tenidas en cuenta, o interpretaciones que aporten algo a las ampliamente aceptadas. Esto no quiere decir que vaya a apuntarme a la primera teoría conspirativo-novelesca que publique Dan Brown o cualquiera de sus clones sobre los Templarios y su relación con los perros de Tíndalos, o la espada +10 contra caótico-malignos custodiada en el Archivo Secretérrimo del Vaticano.

Pero por ejemplo, probablemente les suene el esquema tripartito de la sociedad medieval, uno que se dividía en tres órdenes:
oratores, bellatores y laboratores. Que explicado en los libros de texto, quedaba tal que así:

Oratores: la función eclesial, el clero; alto, bajo, regular o secular, su función consiste en orar, para con sus rezos, salvar las almas de los otros dos grupos. Por supuesto, como su función era la más importante, (eso decían) les correspondía, además, dirigir a los otros dos órdenes.

Bellatores: "los que guerrean", la función militar, es decir, la nobleza, cuya legitimidad les viene en principio de ser los defensores armados tanto de los oratores como de nuestros siguientes invitados.

Laboratores: y aquí es cuando todo el mundo pensaba en la masa de campesinos puteados. Que encima tenían que estar contentos y dar gracias por tener su alma salvada gracias a los oratores y gozar del brazo protector de los guerreros.

¿O no?

Repasando La Civilización del Occidente Medieval de Le Goff, todo un clásico, y un ejemplo de que se puede escribir una obra científico-social sin ser un coñazo (cosa de la que debería ir aprendiendo), descubro otra forma de ver esto.

Esta visión de la sociedad la elabora la Iglesia a finales del siglo IX, que es más o menos cuando empieza a consolidarse el feudalismo, y tiene importancia que quién la elabore sea la Iglesia: en primer lugar porque no es casual que escojan el término "orden" para referirse a cada estamento: es una palabra eclesiástica que viene a decir que este sistema es el querido por Dios y por tanto es inalterable. Si bien los "laboratores" parece que quedan supeditados a lo que le manden los otros dos, la verdad es que no es menos importante que en realidad los oratores también le están diciendo a la nobleza que ellos son los que mandan. Es la derrota del valor guerrero frente al poder sacerdotal.

Pero durante mucho tiempo se pensaba que por la función económica, la que alimenta a las otras dos, los laboratores, entendían el conjunto del campesinado.
Pues no: la palabra "labor" significaba originariamente una conquista agraria, y en los textos los laboratores no son campesinos corrientes, son los mejores de entre ellos, los que tienen los suficientes recursos como para tener sus propia yunta de bueyes, sus propios aperos y poder roturar nuevas tierras: la elite del campesinado. Este esquema, de lo único de lo que hablaba era de las elites. Está dejando claro cual es el papel de las elites en el mundo, y de paso subraya que si hay alguna que mande más que las otras dos, esa era la Iglesia, o eso pretendía.

Llama la atención el vacío que le están haciendo a todos los demás campesinos (los puteados) y la burguesía: comerciantes y usureros, que siempre estuvieron muy mal vistos por el clero. Así que cuando entre la segunda mitad del siglo XII y el XIII el auge de las ciudades y de la burguesía se hizo ya imparable, la Iglesia tuvo que olvidarse de vender esta visión de las cosas y admitir que en la sociedad cabía más variedad. Pero nunca se lo tomó muy bien del todo, así que renunciando a esta sociedad ideal y querida por Dios, se dedicó a calificar a la nueva sociedad emergente como "del Diablo", y a establecer para cada grupo, que ahora ya no son órdenes sino "estados", lo que llamaríamos pecados específicos. Así se hizo popular el tema de "las hijas del Diablo" que aparece en este sórdido poema del siglo XIII:

El diablo tiene nueve hijas, a las que ha casado
a la simonía… con los clérigos seculares

a la hipocresía…con los monjes

a la rapiña…con los caballeros

al sacrilegio…con los campesinos

a la simulación…con los alguaciles
al fraude…con los comerciantes

a la usura…con los burgueses
a la pompa mundana…con las matronas
y la lujuria, a la que no ha querido casar, pero que ofrece a todos
como amante común.

Un brillante ejemplo de como en el siglo XIII ya sabían lo que verdaderamente unía a la humanidad.

Si, en fin, han leído hasta aquí sólo puedo darles mi enhorabuena por haber aguantado, y recompensarles ¡prometiendo más!

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