25 sept 2010

Mahoma y Carlomagno

Hoy comienza una saga épica de entradas sobre la extinción ("caída" está taaan visto) del Imperio Romano y las invasiones bárbaras. Pero los que tienen la santa paciencia de leerse las cosas que voy poniendo por aquí saben que soy un quisquilloso con el quién dice qué, así que para no hacer un copypaste de alguna otra página y largar el rollo sobre lo mucho que molan los germanos vamos a comentar uno de los libros más recientes que hay sobre el tema, en concreto, uno que lleva el apocalíptico título de La caída de Roma y el fin de la civilización, de 2005.
O lo haremos mañana, porque hoy toca hacer un repaso por lo que se ha dicho antes sobre el tema. En un post anterior decía porqué hay que hacer divisiones históricas. Y porqué eran siempre inexactas o incompletas. El principio de la Edad Media es el caso típico de esto.

Desde el segundo saqueo de Roma en el año 455 casi todos los emperadores romanos ascienden al trono bajo la protección de un rey “bárbaro”. Así Avito es patrocinado por el visigodo Teodorico II; Mayoriano, Libio Severo, Antemio y Anicio Olibrio (este último nombrado sin siquiera ser consultado), bajo la mano de Ricimero, de origen suevo. Glicerio será el protegido del Burgundio Gundebaldo. Tan solo Julio Nepote recibirá su nombramiento desde Constantinopla. Pero su reinado durará aproximadamente un año. Será depuesto por Orestes, un general de origen huno, que pondrá en el trono a su hijo Rómulo Augústulo, que será depuesto, ya lo hemos visto, por Odoacro. (Más: aquí).

Odoacro se harta en 476 de la pantomima de fingir que el emperador sirve ya para algo y decide no nombrar a ninguno, manda las insignias imperiales a Constantinopla y se queda él ejerciendo el poder en Italia. Fin.
Hasta el siglo XIX, y basándose en las crónicas de autores romanos, que lógicamente estaban horrorizados, se difundió una imagen demasiado rupturista: como si con el simple hecho de no nombrar emperador, el mundo cambiase de la noche a la mañana.

Entonces llegó Henri Pirenne (1862-1935). Un historiador belga al que su hijo Jacques Pirenne y su discípulo Fernand Vercauteren publicaron póstumamente su obra más conocida: Mahoma y Carlomagno. Y donde expone las conclusiones a las que había llegado después de su Historia Económica y Social de la Edad Media. Más o menos, Pirenne venía a decir esto:

La política: muchos reyes germanos ostentaron títulos romanos que se otorgaban a sí mismos o que les eran otorgados por el emperador de oriente. No había conciencia de la desaparición del Imperio Romano, sino que fingían seguir gobernando en nombre de un emperador, como hasta entonces, sólo que ahora estaba más lejos, en Constantinopla.
En las cortes de estos reyes los hombres de letras son ciudadanos ilustrados y no hombres de Iglesia, que no ha logrado aún la importancia que tendrá más adelante en el monopolio de la palabra escrita, de hecho, su lenta introducción en los círculos de gobierno aún no se ha completado y el Papa, Obispo de Roma, es uno de los cuatro principales de la cristiandad junto a los de Antioquía, Alejandría y Constantinopla, pero no el primero de ellos.

El comercio: durante los primeros años de los reinos germánicos mercancías y viajeros siguen fluyendo libremente de este a oeste entre Bizancio y el estrecho, y de norte a sur entre Alejandría y Marsella. La moneda acuñada por los nuevos reyes, mantiene la efigie de los emperadores, y el sueldo de oro sigue siendo la unidad básica.

Las artes: se mantienen los estilos previos a la caída del Imperio occidental, aunque con inevitables influencias “bárbaras”.

Visto que no había grandes cambios dramáticos, Pirenne colocó el inicio de la Edad Media más adelante, con la expansión del Islam. Según él, rompió la unidad del mundo Mediterráneo: debilitó al Imperio Bizantino, y el Mediterráneo pasó a ser de dominio musulmán, con lo que Occidente se alejó de Bizancio y empezó a mirar hacia el norte. El comercio queda destruido. La religión católica, al enfrentarse directamente a un rival poderoso, empieza a cobrar muchísima importancia, los clérigos ganan influencia en las cortes, y el Papa, tras la reducción de los grandes obispados a dos (y el de Bizancio quedaba muy lejos), empieza a luchar por la primacía.

Entonces llegaron dos momentos señalados:

754: el Papa Esteban II consagra a Pipino el Breve como Rey de los Francos y Patricio de los Romanos. El Papa se entromete en lo que era una potestad imperial: legitimar nuevas dinastías.

800: Carlomagno es coronado emperador romano por el Papa León III. El emperador de oriente queda relegado a segundo plano y el mundo mediterráneo queda dividido en tres grandes zonas: el Islam al sur, el Imperio Carolingio al noroeste y el imperio Bizantino al noreste. Para Pirenne, entonces es cuando empieza la Edad Media.

Las tesis de Pirenne han sido ya superadas en muchos sentidos, por ejemplo, si nos fijamos en el comercio, hoy sabemos que no desaparece en el Mediterráneo ni siquiera con el Islam:
a pesar de que el pergamino, más barato, se había convertido en el material de escritura por excelencia, el papiro se utilizaba en muchas cancillerías por que recordaba a Roma (en la Pontificia se mantiene hasta el siglo X) y aunque hubo intentos de cultivarlo en Sicilia, fueron un fracaso, así que había que traerlo desde Egipto, en manos del Islam. Hacia 750 Occidente importaba especias, tintes, incienso y azúcar egipcio, pero también tenía cosas que ofrecer: esclavos, necesitados por los musulmanes para su administración y ejércitos, metales como el estaño, armas (Édouard Salin estudió la superior calidad de las armas de acero franco), madera de la costa yugoslava y pieles, a las que los musulmanes eran muy aficionados, precisamente por seguir la moda bizantina de vestir pieles imitando a los bárbaros. Sobre cosas como las armas y demás productos "estratégicos" se sabe que el Papado condenó varias veces su venta a los musulmanes, pero todo el mundo pasó olímpicamente, pues la pela es la pela.

Sin embargo, sí que llevaba razón Pirenne al afirmar que la identidad y originalidad de Occidente surge por oposición al Islam, y que cuando deja de haber emperadores en Roma, a nadie, ni siquiera a los romanos, le resultó nada extraño. Ya no tenían ningún sentido y después de eso el mundo siguió su curso.

El problema viene en los últimos años, cuando una serie de historiadores que han seguido (y exagerado) la estela del americano Walter Goffart han pintado una transición Antigüedad Tardía-Edad Media excesivamente rosa, en la que los bárbaros iban por ahí haciendo turismo. Y eso tampoco es. Así que de esa gente se encarga nuestro próximo protagonista: Bryan Ward Perkins.

Y gracias especiales a HisLibris, de donde he sacado vilmente muchas cosas para este post.

11 comentarios:

Unknown dijo...

Interesante entrada sin duda, pues es verdad que el principio de la Edad Media suele resumirse en "caída del Imperio Romano - bárbaros - Edad Media", lo cual es bastante triste.
Espero la segunda parte con ansia.

Anselmo F. Alonso dijo...

Jracias. Pues aunque Perkins es muy "prorromano" recoge algunas cosas que son para quedarse muerto: juegos en el anfiteatro en la Italia de los ostrogodos, por ejemplo y cosas así...

Kike dijo...

La decadencia del Imperio fué un proceso de siglos... y claro, los problemas se diluyen generación tras generación. Uno nunca llega en una sola vida a ver como se entra en la "EDAD MEDIA".

Es un poco como lo que ocurre ahora con al civilización moderna. Por que nuestro mundo se hunde... ¿Ah, no lo sabías? Pues sí. Tamos jamaos.

Anselmo F. Alonso dijo...

Kike: Pues no te creas, Ward-Perkins dice que no: que el Imperio Romano fue brillante hasta los últimos momentos en que se jodió todo de golpe y porrazo. A mí me ha convencido de muchas cosas, pero la verdad es que justo de eso...no, de todas formas está interesante, así que ya lo pondré por aquí. Muchas veces en historiografía se funciona así, se pasa de explicarlo todo de una forma a, de repente, "ponerse de moda" decir justo lo contrario.

De la civilización moderna...que me vas a decir, viendo en perspectiva lleva así desde los 70 y no es coña. Lo malo es que no se en que fase estamos, que si no, lo mismo todavía podía llegar a ver la entrada en el "Futuro Post-Apocalíptico". Pero me temo que no va a ser nada molón...

Grupo NT dijo...

lo primero que quiero decir no tiene mucho que ver con el artículo, pero en la primera cita del texto habla del "burgundio Gundebaldo", ¿¿será este el Gunther-Sigfrido de las leyendas acerca de los Nibelungos??

En cuanto a lo que dice Pirenne, creo que es lo que recoge J. Vicens Vives en su introducción a la Historia General Moderna, o algo así, que además parece que ambos son de la misma escuela historiográfica. Para Vives la Edad Media empezaría un poco más tarde de lo que dice Pirenne, pero le da importancia a la sociología de esta época a la hora de decidir si se había acabado el "mundo clásico".

Grupo NT dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anselmo F. Alonso dijo...

Grupo NT:
¿no salía también Atila por ahí haciendo un cameo? así que es muy posible que lo sea, ahora que lo dices.

¿como cuánto más tarde sería según Vicens Vives? No hay que obsesionarse con las fechas concretas y tal, pero ya me reconcome la curiosidad.

Grupo NT dijo...

ay ay ay ay, qué dolor me ha producido en el estómago darme cuenta de que Gunther no es Sigfrido, Sigfrido es Sigurd para los nórdicos, Gunther es el hermano de Crimilda (o Gudrun), rey de los Borgoñones.

Ya he comprobado que Gunther de los Nibelungos es el rey Gundahario, anterior aunque de la misma linea dinástica que Gundebaldo.

También hay otros elementos totalmente anacrónicos en los nibelungos, pero Gunther y Atila son coetáneos.

Vicens Vives no habla de fechas concretas, pero aduciendo a varias causas de índole social y económica habla de que el inicio de la Edad Media se podría aceptar como que hacia el siglo X, y ésta sería sólo el siglo X, XI y XII, quizás me esté equivocando y sean XI, XII y XIII, con la caída de los Templarios, cuando acabaría lo gordo de la Edad Media y cuando ya se notan en algunas zonas algunos elementos renacentistas, en lo económico y social.

Grupo NT dijo...

hay que puntualizar que Vicens Vives no es que diga eso, sino que lo plantea como objeto de estudio. En la colección de historia que el coordinó él se encargo desde el siglo XV - XVI en adelante, la Edad Media está escrito por otro historiador y no tengo esos volúmenes.

Angelus Robur Agrestis.

Kike dijo...

No es "Atila" es su alter-ego ETZEL.

Y confundir a Gunther con Sigfrido es como confundir a Mortadelo con Ofelia. Un despropósito ABSOLUTO, vamos.

Por otro lado, eso de situar leyendas en épocas concretas me parece una patochada. O ahora vas a decirme si los dragones y los yelmos de invisibilidad son o no son "anacrónicos".

PD: La verificación de palabra que me pide es "ETTLYDRI". Suena a Dios Wagneriano. Loge, Wotan, Ettlydri...

Anselmo F. Alonso dijo...

Hoyga, el autor del comentario ya corrigió lo de Gunther.

A mí también me parece una patochada ubicar las leyendas en épocas concretas, pero no deja de tener su gracia reconocer la aparición de un famoso en una leyenda, es como la existencia del Merlín histórico: da igual porque el Merlín legendario es el que es y no tendría nada que ver con la realidad, pero está curioso.

Y por supuesto que los yelmos de invisibilidad son anacrónicos: todo el mundo sabe que no empezaron a fabricarse hasta un jueves de 1128 d.C.

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