"Seguimos viviendo en la Edad Media." Eso afirmaba Le Goff en esta entrevista, y no con el sentido que puede pensarse a primera vista: el buen hombre sabía lo que estaba diciendo y además lo hacía en un contexto muy determinado, motivo por el cual les recomiendo que se la lean entera, en serio, no tiene desperdicio. Luego llega el periódico y lo pone de titular sensacionalista, y voy yo, que no tengo vergüenza, y hago lo mismo. Pero es que no pude evitar acordarme de esa cita cuando el lunes me desperté escuchando en la radio al rey de España, que es además Jefe de Estado (laico) pedir la intercesión de un santo para salir de la crisis, además de pedirle ayuda para "erradicar el odio, la violencia y la sinrazón de la barbarie terrorista", pero vamos a ver: ¿a quién se le ocurre pedirle eso a un santo de nickname "Matamoros"? ¿Alguna idea sobre lo que te va a decir?
Por lo general las afirmaciones del tipo "esto es como en la Edad Media" o "la Iglesia sigue anclada en la Edad Media" no me gustan: son muy injustas con las dos épocas comparadas, y pecan de presentistas e inexactas (ya se que me pongo muy pesado con el Medievo: y reconozco que la Prehistoria o el siglo XIX son otros habituales de esas comparaciones, pero menos) pero que el rey salga en plan ora pro nobis y todo el mundo lo considere lo más normal del mundo me hizo exclamar un WTF? mañanero bastante curioso. Y fin del sensacionalismo por hoy.
Yo en realidad quería presentarles Allegro ma non troppo, el título bajo el cual se editaron dos ensayos de un mismo hombre, uno con una rima muy fea, al menos si lo leemos literalmente: el insigne historiador de la economía Carlo M. Cipolla. Dos ensayos con una particularidad: son humorísticos. Y eso no sería tan particular si no fuera porque los hizo un historiador. Eso fue a principios de los 70, y desde entonces no tengo noticia de cosa parecida. El primer ensayo El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media, hace un poco de "humor de historiadores", que lo crean o no, existe. Y viene a formar un poco de chacota a costa de una tendencia historiográfica conocida como "Cliometría", esto es: está bien que la Historia se valga auxiliarmente de ciencias como la estadística, pero la cliometría iba más allá, queriendo explicar TODO a base de gráficas y tablas, a veces rozando el absurdo, algo que responde al tradicional complejo de inferioridad de la gente de letras respecto de la de ciencias, que los cliometras no tuvieron otra cosa que hacer que dejarlo por escrito para la posteridad. Por eso, Cipolla nos explica que:
"El pueblo vikingo, aunque primitivo, era en algunos aspectos bastante desarrollado. Un antropólogo norteamericano logró calcular el rotated factor index del desarrollo sociocultural de algunos pueblos primitivos. El rotated factor index para los vikingos es de 1,60. mientras que es de 1,73 para los aztecas, 0,99 para los hotentotes, 0,89 para los mafulu, 0,44 para los bosquimanos y 0,28 para los esquimales. Lo que pueda ser exactamente el «rotated factor index» sólo lo sabe el antropólogo norteamericano que lo ha inventado."
Pero no sólo habla de estadística, hace además profundas reflexiones de geopolítica global a través de los siglos:
"...Llegados a este punto, y aun a costa de interrumpir el hilo de la narración, se me ocurre de pronto hacer una confrontación entre el destino de Inglaterra y el de Italia. Inglaterra dispuso de excelente lana cuando (en la Edad Media) la lana era la materia prima más buscada; dispuso de excelente y abundante carbón cuando (en tiempos de la Revolución industrial) la materia prima más valiosa era el carbón, y dispuso del petróleo del mar del Norte cuando (en nuestros días) el petróleo se convirtió en la fuente de energía más utilizada en la actividad productiva. En cambio, Italia tuvo lana escasa y birriosa en la Edad Media, escasísimo y miserable carbón en la Revolución industrial, y poquísimo y miserable petróleo en la época actual; en compensación, dispuso siempre de abundante mármol, que utilizó sobre todo para adornar iglesias y erigir monumentos funerarios en los cementerios."
Pero lo que verdaderamente les recomiendo que no se pierdan es el segundo ensayo, Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Ahí vuelve a la carga estadística, ¡pero no tiene desperdicio alguno! Hay múltiples reseñas por ahí, y me sentí tentado de contarles algo, pero mejor que no, es preferible descubrirlo por uno mismo, además el libro entero no llega a las 50 páginas, leyéndose en dos patadas. Aunque originariamente se escribieron en 1973 y 1976 tardaron en ser publicados por una editorial, difundiéndose de forma más o menos clandestina. La primera edición española es de 2001 y no resulta muy difícil de encontrar, de hecho yo me lo...ejem, "conseguí" por ahí. Les recomiendo que le echen un vistazo. Todo lo menos que puede pasar es que echen un buen rato.
"Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen."
Francisco de Quevedo